martes, 31 de enero de 2012

¿Nos quemarán?

Un infierno


Nos dijeron que, con la democracia, nuestras vidas dependerían de nuestras decisiones.
Los partidos que representaban nuestras decisiones se hicieron autónomos y se alejaron de los ciudadanos.
Despilfarraron el dinero que gestionaban, que nunca fue suyo, argumentando que los votos lo santiguaban.
Más tarde, los mercados, que habían permanecido agazapados y vigilantes, se envalentonaron.
Ni los partidos ni los ciudadanos supieron reaccionar ante el furibundo y despiadado ataque de los especuladores.
Y eso que, tras la caída del muro y con la llegada del euro, el mercado solo necesitaba crear una crisis para hacerse con todo.
Hoy, los partidos generan desconfianza y, con su gestión, han contribuido a agigantar el gasto. 
Hoy, los mercados solo infunden temor.
Hemos pasado de la democracia a la partitocracia y de esta a la mercadocracia.
Lo malo es que los ciudadanos no eligen a quienes hoy gobiernan sus vidas.
Entonces ¿por qué seguimos llamando democracia a esto?
Algunos hablan ya de dictadura de la economía.
Si no reaccionamos, nos quemarán en el infierno de las estadísticas, la generación de dividendos y la desalmada ley de los mercados.

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